Un trabajo soñado

Era el verano en el cual acababan de estrenar la película «50 sombras de Grey» cuando mi amiga Mariana me anunció que le habían llamado para proponerle ser asesora tuppersex. Yo envidiaba mucho a Mariana porque yo también quería independizarme de mis padres y vivir la vida que quería, sin tener que rendir cuentas… Me llamo Sandra y tengo 22 años.
Así que me armé de valor y le pedí a Mariana que me intente meter en su empresa. Y lo logró. Tuve una entrevista casi enseguida con la encargada de la provincia, una chica encantadora que empezó también como simple asesora tuppersex unos años atras. Fue subiendo escalones poco a poco hasta llegar a este puesto de responsabilidades.
Me habló de su trabajo de asesora tuppersex con tanta pasión que supe al momento que a parte de ser la oportunidad de proporcionar la ayuda económica que necesitaba para ser independiente, también era un trabajo espectacular. Este trabajo depara felicidad para quien lo hace y destila felicidad para quienes vienen a las reuniones. No solo por comprar juguetes o artículos sexuales o eróticos, sino también por el ambiente que se respira en las reuniones que organizamos.
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